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Despiden a Hilda Celeste Galván la “Pastora de los Presos”

 
Con un culto memorial el pasado domingo 6 de septiembre, familiares y amigos despidieron a la pastora pentecostal Hilda Celeste Galván de Abreu, iglesia Cristiana de Sabana Yegua, Azua.
Galván de Abreu, evangelizó en las cárceles -en especial en Penitencieria Nacional de la Victoria, Santo Domingo Norte, durante más de dos décadas, además llevó la palabra del Señor a comunidades en Estados Unidos, Venezuela, Cuba, Colombia y Corea del Sur. 

Nacida en 1945 en el municipio de Bohechio, provincia de San Juan, formó parte de una familia muy destacada con el desarrollo y progreso para la época, por la vía del comercio, la ciencia, la pedagogía, lo cristiano y lo académico. 

Sucumbió ante el avance de una afección cancerosa. En febrero pasado, decenas internos de la Penitenciaria Nacional de La Victoria, incluyendo privados de libertad por robo, asesinatos y otras ofensas graves y menores, para entregarle una placa por haber fundado en ese recinto el Ministerio Pan de Vida con el cual logró hizo que se convirtieran unos 500 reclusos, que orientaron su vida al Dios de los Cielos. 
Estableció la primera farmacia en el municipio de Sabana Yegua, que la asumió como un ministerio. Era ella sola y tenía que atender las urgencias de la comunidad de día y de noche. 

Se convierte a Cristo tras ser invitada a una conferencia ofrecida por el evangelista boricua Rafael Ortega, Ese evento hizo que se convirtiera al cristianismo y se hizo seguidora del Pentecostés. 
     Foto: 2017 Bohechío, homenaje póstumo Puente Amado Galván 

Hilda era hija de Don Amado Galván e Hilaria Susaña. Se unió en matrimonio con Cándido Abreu Alcántara, radicandose en Barahona y con quien procreó a sus hijos Cándida, Manuel, Josefina y Oscar. 

Su relación con los privados de libertad se produjo inicialmente por el apoyo que ofreció a su hermano William Galván, quien asistía a La Victoria para recabar datos para su tesis de psicólogo. Para entonces, Hilda comenzó a colaborar enviando analgésicos y medicinas a los presos políticos, regularmente sometidos a golpizas y torturas. Ese contacto le hizo interesarse más por los reclusos. 
Su hermano Héctor Galván, actual embajador en Sudáfrica) la invitó a Corea del Sur para evangelizar. Sus tres hijas son pastoras. Era una mujer imbuida en la fe en el Señor, al punto de creía más en la providencia que en la ciencia. Siempre decía: “Dichosos quienes han escogido poner su vía a servicio de os demás dándose por completo para hacer más bella esta tierra. Son los que están cambiando este mundo.”

Por Reinaldo Brito/Bartolo Veloz