Corría el año 2007 cuando en un programa radial que producía junto a varios prestigiosos comunicadores Waldo Suero dijo, sin el menor rubor, que con el juramento hipocrático los médicos no podían ir al supermercado.
Pensé que se trataba de un cruel desliz, pero el que hablaba era alguien con una particular visión de la ética en el ejercicio de la medicina.
Desde ese momento le perdí el respeto, y 10 años después me reitero en el convencimiento de que el Colegio Médico en realidad es un vetusto sindicato controlado por una casta burocrática que actúa en detrimento de la salud pública para favorecer, de manera expresa y consciente, al sector médico privado (clínicas, ARS...) a costa de afectar a las personas más vulnerables. Autor: Nelson Rodríguez/Diario libre digital.
