En este pequeño espacio Cheche tiene que hacer sus necesidades fisiológicas lo que crea un mal olor en esta vivienda, y es solo por una abertura que les pasan los alimentos, y que lo mantienen encerrado por el temor a que se escape y pueda pasar lo peor.
Pero a pesar de tener tanto tiempo encerrado Cheche aún mantiene el sentido del humor, esta familia de escasos recursos económicos reside en la calle Diez, casa 25 del sector Gurabo en Santiago, y viven de la caridad de los vecinos.