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El maní fue el centro de un extendido proceso en el campo dominicano


República Dominicana:-La Manicera hizo una época de la sociedad dominicana, mayoritariamente rural en la época de la transición a la democracia electoral, y conservó un rol clave hasta mediados de la década del 71 del siglo pasado en algunas regiones. 

En una entrevista con el presidente de la Sociedad Industrial Dominicana, José Miguel Bonetti Guerra, este punto salió a relucir porque el escribidor de esta nota había conocido en su casa del impacto de esta siembra, por lo menos en un período del año, y de la importancia del cultivo, recolección, empaque y movilización del maní en las comunidades rurales y en los pueblos a donde iba a dar en bruto el producto de las cosechas. 

Peones y gañanes tenían asegurado un ingreso de temporada desde la preparación de la tierra, la siembra y la recolección, que incluía el secado, empaque en sacos proporcionados por la empresa y el traslado a “La Manicera”, que no era otra cosa que un galpón industrial con una oficina a donde iban los campesinos a convertir el trabajo en dinero sonante. Otro nivel.


En el galpón y su entorno, que solía estar ubicado en un lugar poblado o urbano, también tenía lugar otro dinámico nivel de trabajo en el que intervenían cargadores de sacos que armaban “estibas” a veces enormes, los mismos que a su vez llenaban los camiones que se iban con su carga a la Capital, inspectores de la calidad del producto, del secado de vainas y los pesadores. 

En Santo Domingo el maní era sometido a procedimientos industriales para extraer el aceite, embotellarlo, o enlatarlo, y despacharlo para el comercio. Se trataba de una cadena de procesos que al seguirle los eslabones parecía resumirse en los diferentes momentos de una empresa capitalista agroindustrial y la ruta del trabajo y el dinero tintineando y dando vida a muchas iniciativas en el cuerpo social. Pero también había lugar para la diversión. 

El escribidor de esta nota revive, al contarla, los días en que al salir de la escuela se iba a “La Manicera” de El Seibo a sacar las vainas de maní por los cierres falsos de los sacos o a buscar un punto débil para meter el dedo y jalar hasta llenar la mano, todo esto vigilando a Gavilán, el cargador que le metía un rebencazo con una soga a cualquiera. Pero el impacto de la economía del maní no se limitaba a la dinamización de la vida en las comunidades. 

El aceite iba penetrando poco a poco y convirtiéndose en opción frente al uso extendido del aceite de coco y de manteca. 


Se acabó 
El punto final es una bolita que suele ir junto a la última palabra de un escrito. Después de allí no hay nada más. Y quién se haya mantenido hasta este punto del relato estará en condiciones de hacerse una idea del golpe causado a la economía y la vida social —y hasta a la diversión y al metabolismo de un muchacho nacido en el campo y educado en el pueblito— cuando los dueños de La Manicera le pusieron punto final al negocio del maní. 



¿Por qué lo cerró la Sociedad Industrial Dominicana? José Miguel Bonetti, titular entonces de este emporio, tiene a un culpable: el gobierno de los Estados Unidos de América, con su PL—480. 

Esta era una norma mediante la cual el gobierno de los Estados Unidos colocaba excedentes agrícolas en los mercados mundiales como ayuda alimentaria, e influía en el cambio de hábitos alimenticios de poblaciones a donde iba a dar esta asistencia. 

Fue creada en 1954 y aunque su influjo se hizo sentir en el país desde 1962 por medio de la Usaid, fue a través del Inespre, creado en 1969, que imprimió sus efectos determinantes. 

Otros negocios 
Bonetti Guerra declaró en la entrevista, que se inició en una posición ejecutiva en la Sociedad Industrial Dominicana en el año 1965. Poco después estallaría la revolución de abril, un hecho de los muchos que matizaron la década inaugurada con el magnicidio. 

La sociedad dominicana ensayaba con una de las muchas opciones de la coyuntura económica, política y social creada con la desaparición del régimen de 31 años del trujillato. 

El maní era, entonces, la joya de la empresa, pero algunos años después empezaría a diversificarse, y según Bonetti Guerra esto ocurrió a partir de 1970. La norma PL-480 Y los excedentes agrícolas en EU. 

Esta ley tuvo un fuerte impacto en sistemas productivos de los países pobres. 

 —1— Línea del frente
El primero “Santanita”, José María Bonetti Burgos, fue el primer gerente. 

—2— José Miguel En el duro período de la transición se ingresó José Miguel Bonetti Guerra, al que se unió Roberto Bonetti Guerra. 
—3— Y ahora Ligia Bonetti ejerce de timonel en la actualidad. El desafío es ciclópeo por la coyuntura.

Fuente: eldia.com