Los dominicanos estamos jubilosos, porque ambos mineros, el dominicano Gregory Alexander Méndez (30) y el colombiano Carlos Yépez Ospina (37) vuelven a sus hogares vivos y en aparente salud.
La salida de los dos mineros desde ese laberinto se produjo luego de 10 diez días de arduo trabajo a cargo de rescatistas. Durante el proceso se llegó a movilizar sofisticados equipos que luego se "descubrió" que no era necesario movilizar ni usar para el "rescate" de los dos obreros.
¡Ay, Dios! ¡Que bueno eres, que no fue necesario que ambos señores corrieran más riesgos...!, aunque nunca se entendió la razón por la cual en ningún momento la empresa CORMIDOM ni las autoridades mineras dominicanas permitieron el paso del ojo de la prensa para que, aunque sea a prudente distancia, ésta pudiera "ver" y ser testigo del "proceso de rescate".
Por eso les digo aquí que fue mucho más convincente y facinante lo que se hizo en Chile, adonde los medios de comunicación fueron testigos de excepción de casi todo lo acontecido, practicamente desde el principio hasta el final, unos 70 días después de los obreros quedar atrapados; y cuando se produjo el rescate.
Aquí sólo vieron lo acontecido los dos sectores interesados en ser percibidos como salvadores, pero que son al mismo tiempo quienes con sus actitudes dan origen a los hechos.
El comportamiento general de los medios, salvo el de buscar declaraciones provenientes de partes interesadas y de familiares igual desinformados, fue asumir el rol de antenas repetidoras de lo que dejaban saber la empresa minera y las autoridades.
Pero ahora queda una única pregunta colgando en el imaginario general: "¿Cuál fue la verdadera historia y ahora quién la contará?
Por Carlos Rodríguez