El propósito altruista y filantrópico con el que fue creada la Lotería Nacional por el padre Francisco Xavier Billini en el 1882, ha quedado enterrado hace mucho tiempo.
Ayudar a las causas de beneficencia y a los más pobres, que fue el espíritu de su fundación, es algo que ya no existe en esa institución, y que, además, asumen otras entidades del Gobierno de asistencia social.
Blanco de constantes escándalos de corrupción, es un lastre que arrastra el Estado dominicano, que por demás no está para incitar y empujar a sus ciudadanos al juego de azar.
Este nuevo escándalo puede verse también como un grito que surge desde la lápida del padre Billini diciéndonos que su creación ya no tiene razón de ser.
Ponderemos el cierre de la Lotería Nacional.
Editorial elnuevodiario.com
