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El coronavirus y el poder de Dios

Por Padre Wilkin Castillo
Todos los milagros que Jesús realizó en los Evangelios, no lo hizo para él presentarse como un superhombre, un superhéroe, sino para que por ellos glorificáramos a Dios, es decir, el milagro a de llevarnos a Dios a de conducirnos a Dios y allí entonces se da la oportunidad para glorificar y alabar su nombre. 

Cuando Jesús afirma que la enfermedad no acabará en muerte, refiriéndose a su amigo Lázaro, no se refiere solo a la muerte física como tal; pues, la muerte para Jesús es cada vez que tenemos miedo, cuando perdemos la fe, cuando perdemos la confianza, cuando perdemos la esperanza en él y cuando nos alejamos de su presencia, muerte es cuando dejamos que nos arrope el orgullo, la envidia y el querer ser como Dios. Es atentar contra nosotros mismos y esta actitud nos va matando poco a poco.

Me llamó poderosamente la atención una publicación que colgaron en las redes sociales de Felipe Monterroso, jefe del departamento hospitalario de Madrid, al referirse a la epidemia del Coronavirus, dijo llorando: “La ciencia en este momento es limitada. Hay cosas que sólo Dios puede hacer. Solo le pido a los españoles y al resto de personas en el mundo que crean, que oren. Este virus es más

fuerte que la ciencia, pero no más fuerte que Dios”
Si hoy estamos muriendo es precisamente porque nos hemos olvidado de Dios, Señor y dador de vida. Hace falta entonces volver a Dios, para así recuperar parte de lo que hasta este momento hemos perdido. Es necesario retornar a Dios, pues, cuando nos alejamos de Dios vamos muriendo poco a poco, es muerte lenta, pero muerte segura.

Por eso hoy Jesús al igual que a lázaro nos dice sal del sepulcro, un sepulcro que tú y yo hemos construido con nuestras acciones incorrectas; por eso es tiempo de darnos cuenta que estar en el sepulcro es encerrarnos en nosotros mismos, es creernos autosuficientes, no necesitar de Dios, pensar que no somos vulnerables, que no somos limitados, que no necesitamos a los demás, creernos indispensables en el mundo en el que vivimos. 

Esta enfermedad posiblemente nos sacará a muchos del sepulcro, para que aprendamos a vivir de una vez para siempre la verdadera vida del espíritu en Dios; Ser pobres en el espíritu.
Vale decir como dijo Marta: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo concederá”
Quizás tú que me estás viendo está pasando por el dolor de haber visto morir un ser

querido, de haber perdido una persona que amabas, un padre, una madre, un hermano, un amigo, ahora con este virus y hayas llorado, como lloró Jesús a su amigo lázaro, y todo esto hayas tambaleado tu fe en Dios. Pero Jesús ahora te dice: “yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.”

Mis hermanos que nunca se nos olvide que Dios no nos abandona y digamos con el salmo: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. Que esta enfermedad no nos aleje de Dios que mantengamos la firmeza en la fe y sigamos creyendo en él. Tomar distancia uno
del otro, pero cerca de Dios. 
También saldremos del Coronavirus-COVID 19. Amén!!!