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¡COGER Y DEJAR!

Por Carlos Rodríguez*
Hay tres razones fundamentales para que a muchos voceros públicos "les vaya tan mal" en su interacción con los medios de comunicación:


1.- Conducta o actitud social e individual cuestionable, a veces contradictoria en relación con el perfil de la función pública.

2.- Exceso de exposición combinada con una mala seleción o no selección de los conceptos y palabras con que estructuran sus mensajes.

3.- Debilidad ante un posible o real acoso, persecución y asecho mediáticos.

Las armas más efectivas para reducir riesgos ante esas eventualidades son:

1.- Sostener una conducta individual y social transparente, coherente con el perfil de la función pública que desempeñan.

2.- Reducir la exposición pública (tener presente que mientras más se habla, mayor riesgo se enfrenta de cometer errores) y hacer una mejor selección de los conceptos y palabras conque se estructruran los mensajes.

3.- El vocero público debe saber que conjuntamente con su rol de supervisión y veeduría social, los medios de comunicación suelen tener su propia agenda. 

En consecuencia, el vocero público debe tener bien claro que no siempre hay que opinar ni decir de todo sobre todo en cualquier momento, lugar o circunstancia; segurarse siempre de bien administrar su inteligencia emocional (no conceder declaración sin previamente haber reflexionado el tema sobre el cual que le abordan. 

Mostrar cero reacción violenta y/o insegura) estar avisado de que siempre los medios andan tras "su" noticia y "sus" titulares; y ser concientes que mientras peor sea la noticia "mejor" titular sacan, ¡para ellos, los medios!

*Periodista.