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Así no se hace patria AMET/DIGESETT

Por Félix Núñez
En los 20 años y algo que tengo conduciendo vehículos nunca he violentado la Ley de Tránsito. Como periodista que soy y director de un medio de comunicación, vivo escribiendo artículos y editoriales orientando a la población sobre la importancia de contribuir para dejar atrás el caos en las calles de este país. 





Hoy me di cuenta que estoy perdiendo mi tiempo, el desorden lo imponen algunos chóferes del concho y miembros de la AMET, hoy DIGESETT, cuya prepotencia no cabe en el Océano Atlántico y no les permite conversar de forma civilizada con los que ellos llaman civiles.

Hoy por estar privando en predicar con el ejemplo, uno de esos prepotentes que la AMET tiene en las calles y avenidas de nombre R/O Reyes, me puso una multa. 

En la avenida Tirantentes esquina 27 de Febrero de la capital. Pese a que el semáforo estaba verde para mí, me puse a esperar para no cerrar la intersección. Debido al gran tapón que tenía delante decidí parar, como la luz cambio a roja quise dar hacia atrás pero tenía vehículos muy pegados.

Cuando me detuve para no cerrar el paso, quedé encima de la cebra (rayas blancas del peatón), otros se fueron el rojo y cerraron, mientras yo pensando que era más fácil dar marcha atrás no crucé. Como por arte de magia vienen dos agentes de AMET, era como si estaban esperando que el semáforo me cambiara a rojo para en vez de facilitarme las cosas para que dé marcha atrás, ponerme la multa.

Cuando mi colega Rafael Amor y este, a quien vieron cara de pendejo, intentamos explicarles a R/O Reyes, y a su acompañante el porque nos tomó en rojo encima de la rayas y que nos facilitaran dar marcha atrás, nos dimos cuenta que perdíamos el tiempo, la ignorancia y la prepotencia del agente nos dieron a entender que su intención no era viabilizar el tránsito, sino poner la multa.

Me exigió de forma arrogante mi licencia y se la pasé y cuando le dije que era peor si me pasaba en rojo me dijo hermano cállese que a usted lo que le sale es una multa y cuando vine a darme vuelta llegué a contar más de 10 agentes entre hombres y mujeres. 

Mientras me multaban a mi decenas de conductores en ese momentos violaban las normas de tránsito en esa esquina, pero eso no importaba, el centro era yo. El que vio esa escena pensaría que yo era un reconocido delincuente, todos me rodearon y ninguno me escuchó. Pobre de los que privamos en estar dando ejemplo ciudadano.

Como el medio para el que trabajo queda cerca de la 27 con Tiradentes, tengo que pasar a diario en horas picos por ahí, y son muchas las veces en que me chupo ese tapón y casi nunca veo un agente de AMET, me di cuenta que yo hoy hice magia, logré acaparar la atención de un batallón comandado por un Sargento, que me rodearon, pero no me ayudaron a pararme bien ni mucho menos me escucharon, para ellos el decirle las verdades que les dije eso fue una falta de respeto a la autoridad. Así no se hace patria.