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Vea aquí el discurso completo de Danilo Medina


El presidente Danilo Medina pronunció la mañana de hoy su discurso de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, en la que anunció una serie de proyectos e iniciativas que se tomarán en este año 2018. 

Medina indició su intervención a pocos minutos de las 10:00 de la mañana, y se extendió por dos horas y nueve minutos. A continuación el discurso completo de Medina: 
Discurso de Rendición de Cuentas del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Lic. Danilo Medina ante la Asamblea Nacional. 27 de Febrero 2018 Honorable Dr. Reinaldo Pared Pérez, Presidente del Senado de la República y de esta Asamblea Nacional; Honorable Dra. Margarita Cedeño de Fernández, Vicepresidenta de la República; 

 Honorable Lic. Cándida Montilla de Medina, Primera Dama de la República; Honorable Dr. Mariano Germán Mejía, Presidente de la Suprema Corte de Justicia; Honorable Dr. Milton Ray Guevara, Presidente del Tribunal Constitucional; Honorable Dr. Julio César Castaño Guzmán, Presidente de la Junta Central Electoral; 

Honorable Lic. Román Andrés Jáquez Liranzo, Presidente del Tribunal Superior Electoral; Honorable Sr. Rubén Maldonado, Presidente de la Cámara de Diputados; Honorable Dr. Hugo Francisco Álvarez Pérez, Presidente de la Cámara de Cuentas; 

Honorable Dra. Zoila Martínez Guante, Defensora del Pueblo; Honorables Miembros de la Asamblea Nacional, Senadores y Diputados de la República; Señores Ministros y demás funcionarios del Gobierno; Su Excelencia Reverendísima Monseñor Ghaleb Moussa Abdallah Bader, Nuncio Apostólico de su Santidad y Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en el país; Honorables Miembros del Cuerpo Diplomático y Consular Acreditados en la República Dominicana; 

Honorables Miembros de Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno de la República Dominicana; Autoridades Civiles y Militares; Invitados especiales; Distinguidos Miembros de la prensa;  

Señoras y señores, Pueblo dominicano, Por segunda vez en este mandato, acudo ante este honorable Congreso de nuestra nación para rendir cuentas al pueblo dominicano. En esta fecha solemne, nuestro pensamiento se dirige siempre en primer lugar a ese día crucial en nuestra historia: el 27 de febrero de 1844. 

El día en que los trinitarios y sus seguidores se levantaron en armas para hacer realidad el sueño de una República Dominicana libre, independiente y soberana. Del heroísmo que estos hombres y mujeres mostraron entonces no nos cabe ninguna duda, por eso les brindamos, hoy y siempre, nuestro más sincero reconocimiento. 

 Y, sin embargo, la lección más importante que nos dejaron no fue la valentía que mostraron ese día, sino algo mucho más importante: la perseverancia que mostraron después, durante años de esfuerzo, hasta ver cumplido su sueño. Porque después del 27 de Febrero las batallas continuaron: en fuente del Rodeo, en El Memiso, en La Estrelleta y en muchos otros frentes, hasta llegar a Sabana Larga y a La libertad. Y fue la firme voluntad de seguir luchando, sin rendirse, lo que llevó a aquellos héroes a conquistar la victoria y a ocupar el lugar de honor más alto en nuestra historia. 

 Fue su fe y su claridad de ideas lo que les permitió avanzar sin descanso y sin desviarse de su objetivo. Esa es la gran lección que no debemos olvidar. Esa es la gran diferencia entre hablar de sueños y convertirlos en realidad. Es lo que separa a las personas que hacen promesas de las que cumplen compromisos. 

 Es lo que permite distinguir un verdadero proyecto de país de una ilusión electoral. Dominicanos y dominicanas, Esa perseverancia y esa decisión, han sido nuestra brújula a lo largo de los más de cinco años que he tenido el honor de ser presidente de la República Dominicana. 

 Les dije en 2012 que íbamos a construir un sueño juntos y, desde entonces, no hemos hecho otra cosa que trabajar, día a día, meta a meta, proyecto a proyecto, los siete días de la semana, para que cada compromiso que adquirimos se haga realidad. 

 Les dije que trabajaríamos con la gente y para la gente, y no hay una sola iniciativa de nuestra gestión que no esté pensada para servir al pueblo dominicano. Esa fe y ese compromiso con nuestra patria es el alma de este gobierno. Nuestra motivación para seguir dando lo mejor de nosotros. Por supuesto, sabíamos desde el principio que lo que nos proponíamos lograr como país no sería una tarea fácil. Que no se resolvería en una sola batalla. Y sabemos ahora, después de más de cinco años de trabajo intenso y planificado, que aún nos queda mucho por hacer. 

 Pero no vamos a parar. No vamos a bajar el ritmo. ¡Especialmente no ahora, después de todas las batallas que hemos ganado juntos! Nuestros próceres no pararon de luchar hasta dejar a sus hijos el legado de una nación independiente, soberana y en paz. Y nosotros, siguiendo humildemente su ejemplo, continuaremos trabajando sin descanso mientras esté bajo nuestra responsabilidad el futuro de nuestro país. 

 Tenemos un rumbo, tenemos un destino y tenemos un propósito. Y tenemos, por supuesto, mucho que celebrar como país, fruto del esfuerzo de todos y todas. Por eso, aunque nos queden desafíos por superar, y aunque debamos seguir trabajando por la Patria día tras día, me gustaría que, en esta fecha tan señalada por la historia, nos tomáramos un poco de tiempo para mirar, con objetividad y justicia, todo lo que hemos conquistado. 

 Dominicanos y dominicanas, En estos años hemos logrado posicionarnos como uno de los países que más invierte en educación de la región y, sin duda, el que más edificaciones escolares ha construido en tan poco tiempo. Hemos vuelto a superar nuestra meta de creación de empleos, y además de empleos formales y dignos. 

 Hemos acercado la salud a la gente como nunca antes, gracias a la ampliación de la red de atención primaria, y estamos completando la mayor renovación de nuestro sistema hospitalario de las últimas décadas. Hemos vuelto a ser uno de los países que más ha crecido del continente, a pesar de las dificultades que nos plantearon los fenómenos naturales. Y volvimos a tener cifras récord en llegada de turistas, en producción de alimentos y en atracción de capitales extranjeros. 

 En 2017, declarado año del desarrollo agroforestal, batimos récords en la plantación de árboles y en la recuperación de áreas naturales. Hemos puesto en marcha una auténtica revolución en el campo y también en el acceso al crédito, creando oportunidades para miles de productores y emprendedores en todo el país. Hemos modernizado nuestra red vial, de Norte a Sur y de Este a Oeste, con infraestructuras de primer nivel y un eficiente sistema de atención en carreteras. 

 En menos de 2 años, República Digital, que parecía un sueño, está transformando los servicios públicos, la forma de hacer negocios y la manera de aprender en las aulas. Hemos construido miles de viviendas, para los más vulnerables y para la clase media. 

 Hemos realizado subidas salariales históricas a cientos de miles de servidores públicos que educan a nuestros hijos, cuidan de nuestros enfermos y se juegan la vida en las calles por nuestra seguridad. Y, en estos años, hemos ampliado un 86% el presupuesto para la justicia y la persecución del delito. 

 Hemos logrado tener un sistema de atención a emergencias que ya es un referente regional. Hemos implementado más reformas y medidas a favor de la transparencia y la eficiencia en el gasto público que ningún otro gobierno de nuestra historia democrática. Y hemos logrado mejorar las recaudaciones del Estado sin subir impuestos, solo mejorando la administración tributaria. Amigos y amigas, Hay que caminar por las calles de nuestro país para ver como se ha transformado. 

 El que conoce nuestras calles, nuestras comunidades y nuestros pueblos no puede tener ninguna duda de la magnitud del cambio. En todo el país está surgiendo una nueva clase media, de familias que antes no tenían una casa y ahora sí la tienen. De trabajadores que antes no tenían un carro y ahora sí lo tienen. 

 De madres que pueden volver a estudiar, de cientos de miles de personas que ahora tienen acceso al crédito para poner en marcha su negocio y de jóvenes que tienen oportunidades de estudiar y especializarse, tanto aquí como en el extranjero. 

 Dicho en cifras concretas, entre septiembre de 2012 y finales de 2017 la pobreza en nuestro país se redujo de 39.7% a 25.5%, mientras la clase media creció de 22.6% al 30%. Señoras y señores, la clase media dominicana ha crecido a niveles históricos: 7.4 puntos porcentuales en los últimos cinco años. Sin embargo, no podemos darnos por satisfechos. 

 Ahora nuestro gran reto es dar apoyo a ese grupo todavía demasiado numeroso que ha superado el umbral de la pobreza, pero aún no se ha consolidado como clase media, me refiero a los llamados vulnerables. 

 Esa es la gran lucha que tendremos en los años siguientes. Impulsar políticas para que el que aún está en la pobreza salga de ella, y el que ya salió de la pobreza deje atrás la vulnerabilidad, deje atrás el miedo y quede definitivamente asentado en la clase media dominicana. Y esa es la batalla que vamos a ganar, teniendo una economía cada vez más sólida y productiva, y un Estado de bienestar cada vez más eficiente y confiable. 

 A esta batalla estamos dedicando enormes esfuerzos, porque queremos que este país de clases media emergentes no sea un sueño efímero, sino un cambio profundo, duradero y sin marcha atrás. Señoras y señores, Este año, si me lo permiten, en mi rendición de cuentas voy a poner menos énfasis en las cifras y más en el porqué de las cosas. 

 Por supuesto, les daré los datos que confirman todos los logros que acabo de compartirles y muchos otros, pero sobre todo, me gustaría explicar al pueblo dominicano cuál es nuestro propósito, cuál es el horizonte que motiva cada una de nuestras acciones. 

 Quiero contarles de qué forma, en cada uno de los pasos que da este gobierno, los ciudadanos son los protagonistas. Voy a explicarles exactamente por qué este es un gobierno con la gente y para la gente. Comenzaremos con el balance económico, sin cuyo progreso y estabilidad, no podríamos avanzar en ninguna otra iniciativa. 

 Como les decía anteriormente, 2017 fue otro año de crecimiento sostenido de nuestra economía, que cerró con un aumento de 4.6% del Producto Interno Bruto. Este crecimiento fue posible a pesar de los efectos de los huracanes Irma y María, que junto a las lluvias e inundaciones de principios de año, provocaron pérdidas por más de RD$49,000 millones; especialmente en infraestructura vial, agricultura, vivienda y comercio. 

 Eso nos planteó un gran reto como país, tanto en la ejemplar respuesta a la emergencia, como también y sobre todo, después. Familias que perdieron sus hogares, infraestructuras destruidas, áreas que quedaron aisladas, productores que vieron sus campos anegados y comerciantes que vieron sus esfuerzo destruidos. Y en respuesta a esas circunstancias, tomamos decisiones y ponemos en marcha acciones, siempre pensando primero en la gente. 

 En este caso, la primera acción económica fue disponer una fuerte inyección de inversión pública. Es decir, poner los recursos para que fuera posible realizar todas las labores de ayuda y reconstrucción lo antes posible. Esto logró un doble objetivo, en primer lugar, devolver al país a la normalidad y, por otra parte, generar empleo en un momento en que era especialmente necesario. 

 Por su parte, el Banco Central implementó medidas como la liberación de más de 23 mil millones de pesos del encaje legal y el recorte de la tasa de interés. Lo que permitió que hubiera suficiente liquidez y que nuestra economía retomara su ritmo rápidamente. Por eso, durante el último trimestre del 2017 crecimos al 6.5%, es decir, logramos superar las dificultades con rapidez y eficiencia y eso se reflejó en la economía inmediatamente. 

Es lo que ha servido de apoyo a los organismos internacionales para proyectar un crecimiento de nuestra economía superior al 5,5% para el 2018. Paralelamente, la inflación promedio para todo 2017 fue de apenas 4.2%. Soy consciente que algunas veces digo estas cifras y mucha gente no sabe cómo eso les impacta, así que voy a explicarlo muy brevemente. Una inflación baja y estable quiere decir que los precios en el mercado, en promedio, no tuvieron grandes variaciones ni se dispararon, ni por los problemas climáticos, ni por ninguna otra causa. 

 Eso es el resultado de la estabilidad y el manejo responsable de la economía. Como llevamos años disfrutando de cifras bajas de inflación quizá no parezca tan importante, sin embargo, si miramos atrás en nuestra historia o si vemos las dificultades por las que pasan o han pasado otros países hermanos de América Latina, con tasas de inflación de 2 y 3 dígitos, comprenderemos porqué es tan importante mantener una baja inflación. 

 Lo mismo ocurre con la estabilidad cambiaria del peso, que tuvo una depreciación interanual de 3.3%, menor a lo estimado cuando elaboramos el presupuesto del 2017. Esa estabilidad en nuestra moneda fue lo que permitió que por primera vez en la historia monetaria de la República Dominicana se colocaran bonos denominados en peso dominicano en el mercado financiero internacional. 

 Esa es la mayor demostración de confianza en la economía de nuestro país. Por ejemplo, nuestro indicador de riesgo-país permanece considerablemente por debajo del promedio de los países latinoamericanos. Es decir, agencias internacionales de calificación de riesgo como Moody’s o Fitch o la propia OCDE, nos consideran un país cada vez más confiable para los inversores. ¿Y para qué sirve eso?, pueden preguntarse. Pues bien, entre otras cosas, para que el país obtenga financiamiento a tasas mejores y para que vengan inversionistas a crear oportunidades de empleos para nuestra gente. 

 Esa confianza es la que ha favorecido que la inversión extranjera directa aumentara más de 48% en el último año, alcanzando la cifra de 3,570 millones de dólares. Sí, 3,570 millones de dólares que inversionistas extranjeros han traído a la República Dominicana para iniciar nuevos negocios y generar más empleo. Todo esto demuestra la imagen positiva que se tiene a nivel internacional del manejo macroeconómico actual y las perspectivas futuras de la economía nacional. 

 Es decir, no son solo cifras, son razones objetivas para el optimismo, porque detrás de ellas hay beneficios tangibles para la población. Por ejemplo, este año el incremento en la liquidez económica se tradujo en más acceso al crédito y con tasas de interés más bajas, tanto para el consumo, como para la inversión productiva. 

 Es decir, significó que muchos emprendedores pudieron acceder a financiamiento para iniciar o ampliar su negocio y que miles de hogares pudieron adquirir nuevos bienes con créditos accesibles. 

 Este es el círculo virtuoso de la producción, el consumo y el empleo que trae consigo la creación de clases medias. Por eso, cuando hablamos de crecimiento económico no hablamos de algo abstracto, hablamos de mejores ingresos y más oportunidades para millones de hogares. 

 Y ese es nuestro propósito: que el crecimiento llegue a todos y todas, que todos se beneficien de este período de creación de riquezas, en definitiva, que la economía esté al servicio de la gente.