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Saladino: Fotógrafo del pueblo, que enfrentó a Trujillo

Por Rubén Moreta 
José Saladino Figuereo Oviedo, fue un hombre privilegiado. Le tocó nacer y vivir en esta ciudad mágica, de encantadores paisajes y convertirse, por ser artista del lente, en el cronista visual de la ciudad, San Juan de la Maguana. Saladino o Salao, como le llamaban sus íntimos, nació el 29 de Junio del 1928. Hijo de los Señores José Sinecio Figuereo y Alicia Oviedo Ramírez. Aprendió el arte de la fotografía de su maestro Joaquín Marchena (Quin), un polifacético músico, relojero y fotógrafo que emigró a tierras sanjuaneras desde Azua, en la primera mitad del siglo XX. 

Luego asumió y perfeccionó el estudio fotográfico de Marchena (que incluía área de recepción, cámaras y cuarto negro) y conservó y amplió un archivo fotográfico de la ciudad, que según el finado Sinecio Ramírez abarca de 1930 a 2000. 

Como fotógrafo de profesión, a Saladino Figuereo le correspondió ser el cronista visual de una bella ciudad, que fue vertiginosamente cambiando su arquitectura, y él con su lente se encargó de atesorar las estampas urbanas de nuestro pasado que hoy se contrastan con la modernidad. 

En el siglo XX, una anciana villa de calles polvorientas y casas de madera mutó a una urbe cosmopolita. 

Los registros fotográficos de Saladino, dan cuenta como se produjo esa singular transformación urbanística. 

La evolución comenzó en el 1929 con La Francia de Don Pedro J Heyaime, siguió con la construcción de la entrada monumental de la ciudad, un circuito arquitectónico integrado por el Arco del Triunfo, un Palacio Municipal tipo capitolio, el majestuoso Hotel Maguana, con una arquitectura vanguardista de tres niveles, con restaurant y piscina-bar y el imponente edificio del Palacio de Justicia. 

No hay dudas de que los precursores de que la común de San Juan de la Maguana fuera elevada a la categoría de provincia tenían la visión de que esta tuviera un sello grandilocuente, que compitiera con Santiago, que era la ciudad más desarrollada, con entrada monumental, y con una notable proximidad geográfica a nosotros. 

Además de su trabajo como fotógrafo, Saladino fue un activo colaborador de Monseñor Tomás F Rally, primer Obispo de la Diócesis Católica de San Juan. 



En torno a este prelado, Figuereo Oviedo fue el principal testigo y fotógrafo del azaroso ataque en su contra y la profanación de la catedral San Juan Bautista el 13 de abril del 1961 por parte de turbas civiles e integrantes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de Trujillo, ya que su estudio estaba localizado frente al templo religioso. 

Saladino Figuereo, políticamente influenciado por los padres redentoristas, con quienes desarrolló una gran amistad, asumió una actitud antitrujillista, al lado de Monseñor Rally. 

Depuesto el tirano, envió una carta el 15 de agosto del 1962 al Consejo de Estado solicitando un desagravio en favor del colectivo de sacerdotes de esa orden que fueron agredidos sistemáticamente por esbirros del régimen en la catedral de San Juan de la Maguana, que incluyó el incendio de la puerta de la iglesia, pedreas al templo, detención y amenaza de muerte al Obispo Rally, expulsión de los curas John Kelly, John Schomber y Bernard O Connor, la profanación de la iglesia y el saqueo de la casa curial. 

A nivel social, Saladino Figuereo fue miembro del Club Activo 20-30 Incorporado de San Juan, donde desarrolló una fecunda obra de servicio a la comunidad. 

Murió el 16 de junio del 2016, al filo de las 4:30 p.m. Descansa en el cementerio de esta ciudad. 
El autor es Profesor UASD. 24/06/2017.