Somos portadores de una gran riqueza natural. Tan grande es nuestra riqueza que los colonizadores desde que llegaron a Santo Domingo a finales del siglo XV se sintieron tan motivados que decidieron quedarse a los fines, no solo de someternos y, hacer por la fuerza lo que la corona ordenara, si no , de quedarse para explotarla y obtener grandes beneficios.
Cristóbal Colon al divisar desde Santo Cerro, La Vega el extenso Valle de ´´La Vega Real´´ dijo: es la tierra más hermosa que jamás ojos humanos hayan visto; y, eso que no vio ´´El Valle de San Juan´´.
Lamentablemente a ellos le debemos la depredación de nuestras montañas, pues los arboles madereros; caoba- Roble - Caracolí- Baitoa- Candelón – Cedro- Guaconejo y una larga lista pasaron a ser parte de sus cargas comerciales en grandes barcos rumbo a ´´La Casa de Contratación de Sevilla´´ Enclave Monopólico, único autorizado a hacer tal comercialización.
Los procesos subsiguientes estuvieron permeados por este comportamiento llegando a ser parte del contrabando que desde la 2da mitad del siglo XVI comenzó a desarrollarse en la Isla por piratas Filibusteros; Bucaneros y Corsarios.
Los Aserraderos eran propiedad de varios colonizadores- hateros, Hacendados y Estancistas quienes acumularon grades riqueza con estos y la producción agrícola y ganadera eje de sus riquezas así como los Ingenios Azucareros.
Este comportamiento fue degradando nuestros bosques, a tal punto, que la disminución de nuestras cuencas acuíferas no alcanza ni siquiera para sostener los caudales de nuestros principales ríos y arroyos.
El resultado de este proceso, cada vez mas critico es la escasez de agua potable; un aumento del éxodo hacia las zonas urbanas; un aumento de la insalubridad y un fortalecimiento de los cinturones de miseria observables a simple vista principalmente en las grandes ciudades.
Buscar un modo distinto de vivir ha provocado un aumento vertiginoso de formas inadecuadas de comportamiento y una producción cada vez mayor de los que ingresan, a pesar de los riesgosa ´´ buscársela como sea´´.
Los bosques constituyen el pulmón de la producción; la producción es la base del sustento del dominicano, por ser una Isla esencialmente agrícola; forestar nuestras montañas y la Ribera de los ríos es una tarea que debe ser asumida por todas las instituciones del Estado como de emergencia para recobrar nuestras esencias naturales.
Se impone que aprovechemos la etapa de lluvia que comienza en el Otoño y cada institución pública se incorpore un programa de Reforestación de nuestras montañas y ríos. Un día de reforestación y todo el resto de tiempo para vigilar su crecimiento.
Reforestar con frutales, cafetos para que los que cuiden tengan modos de vida producto de su trabajo.
El mayor servicio que podemos hacer a las futuras generaciones es recobrar el bosque para que la vida se mas duradera teniendo más agua producto de mantener vivas nuestras fuentes acuíferas,
A realizar todos (es) esta honorable y honrosa tarea. Que así sea.
Profesor Roberto Fernández
Prof. UASD-San Juan/26/6/15.
