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42% de maestros padece el trastorno de “Burnout”

A las enfermedades asociadas a la salud mental, del aparato locomotor y el sistema cardiocirculatorio que afectan a buena parte de los maestros dominicanos, se suma un nuevo padecimiento poco conocido en el país: “el Síndrome de Burnout”. 

 Dicho síndrome está relacionado con el trabajo y se caracteriza por agotamiento emocional, acompañado de distrés o estrés negativo, sentimientos de reducida competencia, poca motivación y actitudes disfuncionales que afectan el desempeño laboral y se extienden a la vida privada.

 Este padecimiento se manifiesta con mayor frecuencia en trabajadores del campo social, como docentes, oficinistas, profesionales de la salud y obreros de servicios públicos, afectando directamente a los valores y la esperanza de las personas, provocándoles cuestionamientos existenciales y vocacionales. 

 El riesgo de que los maestros desarrollen trastornos psiquiátricos es dos y hasta tres veces mayor que éstos profesionales, ya que dentro de su rutina diaria deben lidiar con múltiples tareas como reuniones de padres, las situaciones individuales de cada estudiante, evaluaciones, preparación de clases (trabajo fuera de horario), alto nivel de exigencia por parte de sus superiores, entre otras. 

 Una profesional de la psicología clínica y terapeuta gestalt dominicana investigó cómo éste trastorno afecta a los docentes de la enseñanza básica del sector público del Gran Santo Domingo y encontró que el 42% de los maestros lo padece, siendo las mujeres las más agotadas emocionalmente, básicamente por la carga asociada a las labores del hogar y todo lo que ello conlleva. En su investigación para optar por la Maestría en Psicología Educacional en la Universidad Nacional de Chile, Emilia Dore Despradel, aplicó tres cuestionarios a 377 profesores con más de cinco años de experiencia en el sector público en distintas las escuelas del Distrito Nacional, Santo Domingo Este (mayoritariamente), Los Alcarrizos, Pedro Brand, Santo Domingo Norte, Guerra, Santo Domingo Oeste y Boca Chica. 

 El estudio, realizado entre julio del 2013 hasta mayo del 2014, refleja que el tramo de edad donde más se manifiesta el problema es en el profesorado de más de 57 años, con un 52.6%. Mientras que, el 51% de los encuestados siente un alto grado de despersonalización y un 56% tiene un bajo grado de realización personal, otras dos variables que miden la presencia del síndrome, según la Escala de Maslach. ¿Qué sucede con el docente? Según la experta, el docente afectado pierde la capacidad de ponerse en el lugar del alumno, ser empático con él, comprenderlo y establecer una comunicación interpersonal con un matiz afectivo, lo que puede ser extensivo a los familiares de los estudiantes que también reclaman su atención. 

 La conducta despersonalizada y distanciada del maestro hacia el alumno provoca serias dificultades en el proceso docente-educativo como el rechazo, indisciplina, falta de control de la clase, temores por parte del alumno, bloqueos, disminuye la seguridad del estudiante, su autoestima, etc. “Esto a su vez trae consigo resultados deficientes. Se justifica el fracaso proyectando la culpa hacia otros –los padres, el alumno- y se instala una baja autoestima profesional pues aunque muchas veces no hay conciencia de lo que sucede, el no cumplir con las expectativas genera angustia y sentimientos de incapacidad”, destaca. 

 Síntomas El maestro con “Síndrome de Burnout” presenta cambios repentinos en el estado de ánimo, ansiedad, sensación de confusión, embotamiento afectivo, sentimientos de soledad, omnipotencia, alienación e impotencia. A nivel conductual manifiesta pérdida de entusiasmo, obtención de pequeños logros tras extensas jornadas laborales, aparición de atrasos e inasistencias al trabajo, baja tolerancia a la frustración, aburrimiento, disminución del intercambio interpersonal con los compañeros de labor, quejas reiteradas y abuso de drogas y alcohol. 

 Los docentes dominicanos encuestados manifestaron en su mayoría la presencia del “Síndrome de Burnout”, siendo los factores sociodemográficos los de mayor significancia al momento de predecir su aparición. Y es que las condiciones de trabajo y protección laboral están relacionadas con un alto desgaste profesional y personal, dado a que el docente trabaja y vive de manera muy precaria, lo que afecta su salud física y mental.

 La profesional y docente de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), dijo a elCaribe que frente a esta dura realidad son pocas las acciones implementadas por las autoridades educativas para reducir la incidencia de la enfermedad y mientras las escuelas disponen de un psicólogo escolar para atender a los alumnos, los docentes no cuentan con apoyo en este materia para lidiar con la presión diaria.

 “No acabamos de ver al docente como el ser humano que es”, afirma. Igualmente deploró las condiciones en las que trabajan la mayoría de maestros dominicanos en aulas súper pobladas, hasta con 60 alumnos, desprovistas de iluminación y pobre ventilación. Sugerencias Emilia Dore sugirió que para revertir la situación se incorpore en el currículo docente una asignatura de inteligencia emocional para que el maestro aprenda a manejar las situaciones de estrés. Asimismo, propuso implementar proyectos de prevención de la salud mental del docente y de su autocuidado dentro de las escuelas, así como la mejora de las condiciones físicas de los planteles y la creación de espacios donde pueda asesorarse por un profesional de la conducta. 

 La experta Emilia Dore Despradel Psicóloga clínica y terapeuta Gestalt Aspira obtener apoyo de las autoridades para llevar a la práctica un programa de prevención del síndrome basado en encuentros vivenciales entre maestros, donde cada uno tenga la oportunidad de descargarbohechiodigital@gmail.com/8/3/15.