Almánzar, de 45 años de edad, quien llevaba 85 horas acostada en cama, presentaba síntomas de elasticidad y no de dureza como cuando ocurre cuando una persona se muere.
“En la madrugada comenzamos a notar que su cuerpo ya presentaba síntomas de mal olor y entonces en la mañana decidimos enterrarla”, dijo entre sollozos su hija Perla.