Por Lito Santana
bohechiodigital@gmail.com, sábado 15 de febrero 2014---El pasado jueves en la Región Sur de nuestro país se bailó. La gente cambió su rostro y de qué manera. Se iniciaron los trabajos de construcción de la Presa de Monte Grande.
La obra cumbre para toda esta región. Los principales defensores de esta obra la presentaban como el antes y el después para esta región. Y si es así tendremos tiempo para verlo. El protagonista fue el presidente Danilo Medina Sánchez.
El Primer Mandatario habló con conocimiento de causa. Dijo que tras las inundaciones provocadas por las aguas del huracán Georges viajó a Tamayo y lo que vio le impactó tanto que buscó orientaciones para superar este problema.
Dijo que desde ese tiempo se hablaba de la presa de Monte Grande como opción salvadora y que se dedicó a investigar este problema hasta iniciar lo que sería una potencial solución. Medina al referirse a la obra de gobierno que desarrollará en el Suroeste del país, explicó que cumplirá lo que dijo en campaña, respecto a una nación con seguridad garantizada.
El presidente Medina garantizó que la construcción de la presa de Monte Grande se empezó el jueves y no se detendrá hasta el 30 de julio de 2016, cuando la entregue directamente a la población.
El momento no podía ser más oportuno.
La presa de Monte Grande está llamada superar varios escollos que limitan el progreso de esa región y ella trae buenas perspectivas. Desde la producción de energía, la crianza de peces hasta el control y manejo de las aguas, que es lo fundamental.
En otras ocasiones se había anunciado el inicio de esta obra, pero ahora la cosa coge cuerpo.
Junto con la rehabilitación de la presa Sabana Yegua, en Azua la inversión será superior a los 401 millones de dólares.
Ya se habla de que 154 mil nuevas tareas que hoy no pueden cultivarse serán irrigadas por sus aguas. Todo esto es altamente importante para la región, pero nada más trascendental que la posibilidad de controlar las crecidas del río Yaque del Sur.
Entre los pobladores que residen aguas abajo del Yaque, cada año se viven cinco meses de incertidumbre permanente.
Desde el primero de junio de cada año, que inicia la temporada ciclónica, hasta el 30 de noviembre que termina.
Es que la tragedia que han vivido en años anteriores, los mantiene en zozobra permanente todo este tiempo. Enhorabuena Señor Presidente.
