bohechiodigital@gmail.com--30 de junio 2013---El presidente Danilo Medina Sánchez, ha escuchado las quejas por la aplicación del nuevo impuesto sobre la placa para los vehículos transitar. Ha decidido el mandatario posponer para el próximo año su ejecución.
El anuncio, de entrada, trae un alivio, pero consideramos que es algo que debe ser bien ponderado aun para el futuro. Es un cobro oneroso para las empresas y las familias que usan los servicios de transporte como algo esencial para su trabajo cotidiano.
Es un impuesto que procura castigar las posibilidades de progresar.
Su aplicación tendrá un carácter enormemente restrictivo, sobre todo para las compras futuras del mercado vehicular. Podríamos estar convocando a llenar el país de chatarras, corriéndole a la tasa impositiva con que se castigaría poseer un medio de transporte de calidad.
No podemos olvidar que quienes compran un auto son empresas o personas que pagan sus impuestos, o al menos eso se supone, y si no es así la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) tiene la obligación de que así sea.
Este cobro está dirigido a golpear salvajemente a la clase media, la que es sin duda la fuerza motora de una sociedad progresista y democrática. El Gobierno tendría que explorar nuevas fuentes de obtener recursos, sobre todo después que muestre sus empeños en sanear los que ya maneja en el presupuesto nacional.
El sacrificio no puede ser sólo de la población laboriosa del país, tiene que serlo especialmente de la burocracia que aun malgasta muchos recursos sin que le hayamos puesto freno a esa situación. No podemos seguir teniendo instituciones públicas que vivan en la abundancia, cuando el país escasea en los servicios esenciales.
Acabemos con los príncipes burócratas. El Nuevo Diario.