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La herencia de Félix Bautista

Por Eli Heeliger
bohechiodigital@gmail.com--26 abril, 2013----A continuación reproduzco un artículo de Alfonso Tejada, periodista de larga data que considero nuestros lectores deben leer: 

Sin conocerlos, estoy seguro que los padres biológicos del ahora muy mencionado Félix Bautista, les inculcaron a este un estricto aunque amplio código de conducta basado en la moral, la ética y las buenas costumbres. 

Les recomendaron cosas tan simples pero muy valoradas entonces como esa de “no comer en casa ajena”, que “cuando estén sirviendo la comida en casa ajena, venga para su casa”, respetar a los mayores, “no manchar el apellido de la familia cogiendo lo que no es suyo” –y si en alguna ocasión llegara a violar esta recomendación, la respuesta fue hacerlo devolver lo cogido, darle una pela y que pidiera perdón a la víctima de su inaceptable pecado. 

Tal fue la disposición de hacerlo cumplir esas recomendaciones, que en sus años de adolescentes lo encomendaron a uno de los sastres del pueblo para que aprendiera un oficio, dejara de estar de vago en la calle y ganara “con el sudor de su frente” algunos y pesos que le permitieron adquirir lo indispensable a sus necesidades de “muchacho en el desarrollo” y de estudiante secundario. 

Ese amplio bagaje de costumbres, orientaciones y disciplina acompañó por muchos años al que entonces era un obediente y cautelar vástago de unos padres que si no le suministraron todos los aditamentos para sus necesidades materiales, estaban satisfechos de haber formado a su hijo “como Dios manda”: un hombre de bien, educado y seriecito.

Pero ocurrió que el discreto jovencito se encontró temprano con quien ahora es el Rey Midas dominicano, y quien tocó a su nuevo compañero hasta hacerse su Padre Patativo, y de ahí pa’lante se desbarrancó todo ese armazón de buenas costumbres y mejores pretensiones construido con los afán y rigor de los padres biológicos. 

Hoy Félix Bautista ha heredado de su Padre Putativo (en vida) sus principales cualidades, entre ellas una porción muy amplia de poderes que lo han convertido en un sub-rey Midas. 

Me temo que deje el a sus hijos aquellos lloros y lágrimas que pedía que sus vástagos no conocieran cuando estuvo preso en Najayo, en aquel primer tropiezo que parece no lo hizo levantar los pies.