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Carnaval del Sur y San Juan menos Bohechío





bohechiodigital@gmail.com--23/2/13- Los carnavales del sur y San Juan de la Maguana, son los únicos, cuyos disfraces se realizan con elementos exóticos y sin materiales costosos. 

Mientras que en nuestro pueblo de Bohechío, el carnaval los alcaldes nunca le han dado importancia a este evento, pero algunos municípes se disfrazan en la Semana Santa.

.Esta tendencia se da, entre otras causas, debido a las limitaciones económicas que  tienen las comunidades sureñas.

 Así lo explica el investigador, folkloristas y sociólogo Dagoberto Tejada, quien señala que “son más ricas en creatividad, porque se trata de un desafío a la imaginación”. 

Sobre ese aspecto, tanto Tejada como el cantautor y sociólogo Roldán Mármol  compartieron sus conocimientos para completar este recorrido por las 10 provincias del Sur, en donde el  “carnaval cimarrón” tiene su trascendencia.


Las fiestas tradicionales del carnaval en esta región, en lugar de celebrarse próximo al mes de  febrero, como el carnaval de carnestolendas, coincide con el tiempo de Semana Santa. Su nombre se debe a que los negros cimarrones que poblaron la isla en tiempos de la colonia española se convirtieron en un símbolo de rebeldía y crearon su propio estilo de celebrar sus tradiciones. 


“Estos carnavales no son urbanos, son rurales. Sus disfraces no se hacen con telas ni adornos industrializados, sino que sus materiales son hechos sobre todo con elementos de la naturaleza”, explica Tejeda. Uno de los personajes más famosos del Sur es la  Cachúa, cuyo difraz es un traje con alas de murciélago y tela de muchos colores con una capa con una cruz negra en el medio de la manta. La máscara es de enormes cachos y bellas cabelleras hechas de base de pael. Los enormes cachos son los que le dan el nombre a las Cachúas.


Las provincias del Sur tienen una gran riqueza en su cultura popular que se manifiesta conjuntamente con el carnaval. Así lo afirma Roldán Mármol cuando habla del carnaval en el Sur, el cual lo cataloga como el “espacio más importante de expresión de identidad”. Las localidades sureñas buscan, recogen y rescatan elementos propios de sus tradiciones locales. 


Es por ello que se habla tanto de identidad  como de la diversidad en el carnaval dominicano. Evidentemente algunas comunidades, con mayor desarrollo, han logrado trascender y otras se encuentran en camino hacia la expansión y la difusión.



San Juan y su originalidad
“San Juan ha hecho de su cultura un carnaval muy rico. Para mí es el carnaval más original y creativo, de mayor identidad del país”. De esta forma se refiere Dagoberto Tejeda al hablar sobre el carnaval en la provincia San Juan. 

Este carnaval recoge esencias populares de sus tradiciones indígenas, leyendas, personajes, creencias, religiosidad y vida cotidiana. 

Los cocorícamos, con vestido de mujer y cabeza de caballo, y los tifuás, que tienen máscaras de mayor expresión afro del país, son parte del “carnaval cimarrón” de Semana Santa.

 “En San Juan de la Maguana, conectando hacia Las Matas de Farfán, Bánica, Comendador y Elías Piña, formaba parte de un eje espiritual previo a la colonia y de alguna manera estas manifestaciones continúan. 

Por eso, la provincia San Juan es un espacio de tradiciones religiosas populares tan intenso”, explica Roldán Mármol. Asimismo, refiere que los jóvenes se han integrado en las fiestas de carnaval de esta provincia, creando unas manifestaciones carnavalescas interesantísimas. 


“Están sobredimensionando los personajes, haciendo extensiones de brazos, piernas y otras partes del cuerpo. Es una característica única que le han valido premios en los últimos dos años”.  


Elías Piña y el Gagá
El carnaval en Elías Piña, al igual que el Gagá, propio de esta región, es el único teatralizado donde se hace una recreación de la vida y la muerte. 

Sus máscaras están muy relacionadas con esta música popular. Los lugareños salen a las calles a celebrar sus fiestas para Semana Santa y, como parte de su rito y creencia, durante el último día de celebración queman las máscaras y esparcen su ceniza en los campos, como un culto a la fertilidad por la llegada de la primavera. 


Las provincias Pedernales, Independencia, Bahoruco y San José de Ocoa aún se encuentran en un proceso de construcción de identidad y hoy en día, según explicaron Roldán y Dagoberto Tejeda, no poseen comparsas y tradiciones carnavalescas de gran trascendencia.



San Cristóbal
A juicio de Dagoberto Tejeda, el carnaval de San Critóbal es el más pedagógico que existe en todo el país. Durante su celebración, Tejeda cuenta que los sancristobalenses organizan un desfile popular donde las comparsas terminan realizando en tarima una representación en función de su contenido.


“Este es uno de los carnavales con mayor tradición en cuanto a comparsas”, explica por su parte Roldán Mármol. Muchas de origen comunitario abordan temas ecológicos, sociales y realizan presentaciones teatrales con contenido contestatario.   


Baní rumbo al desarrollo
Es un carnaval en desarrollo, inmerso en la búsqueda de identidad. “He visto la recuperación de costumbres rurales como el convite, una tradición del trabajo colectivo que todavía se realiza en algunos campos nuestros”, explica Roldán Mármol. En esta fiesta popular, en el municipio cabecera de Peravia no es tan frecuente ver el tradicional personaje de diablo cojuelo. Aquí toda la fama recae sobre Rochi Nelson Pérez y su comparsa Robalagallina, que en ocasiones ha reunido a más de 100 integrantes. 


Azua expresa la mezcla cultural
Las comparsas de Azua exhiben representaciones teatralizadas del encuentro entre indígenas y españoles. Lo más singular de allí son las dramatizaciones con diálogos y una significación de esa escena histórica. Sobre esta provincia, Roldán coincide con Dagoberto Tejeda, al aclarar que las expresiones indígenas son constantes en las comunidades del Sur y se reproducen, además de Azua, en San Juan de la Maguana y Barahona. 


El carnaval de Barahona
Dicen que el carnaval de Barahona es uno de los más jóvenes. Sin embargo, los lugareños pueden presumir de esta tradición. En Barahona cuentan con diablos cojuelos, cachúas y pintaos como personajes centrales y han logrado traspasar límites para posicionarse entre los más conocidos a nivel nacional. 

Las cachúas salen cuando termina la Semana Santa y concluyen con una ceremonia con fuetes para homenajear, en el cementerio, a los fallecidos que se disfrazaban de cachúas. 


“No solo es festivo y carnavalesco, sino que es un acto ceremonial relacionado con un período de renovación humana, del inicio de la primavera y un despojo espiritual”, agrega Mármol sobre las cachúas, oriundas del municipio Cabral.  


Los pintaos de Barahona son otros personajes merecedores de reconocimientos por su ingenio y sin duda son una fiel demostración de que la creatividad popular no necesita gozar de recursos económicos. “Mira la diferencia de un traje de La Vega, que te puede costar fácilmente 100,000 pesos, y lo que es la vestimenta de los pintaos: simplemente llevan algo que les cubre el sexo y una pintura, que puede costar 250 o 300 pesos, les cubre todo el cuerpo”, apunta el cantautor.