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Esto debe importar a todos

Victor Bautista, veterano Periodista Sanjuanero y director general de Noticias SIN.
Tratar de ignorar la deuda social acumulada con los sectores menos favorecidos del país es una verdadera insensatez. Y la escasez de agua, las calles, carrteras y caminos deteriorados, así como el desempleo, son parte de ese pasivo que la élite gobernante se niega a redimir.
Lo peor que puede hacer el Gobierno frente a las protestas que se escenifican en diferentes zonas del país es reducir estas acciones al simplismo de que en las manos de los grupos de oposición está la génesis de las manifestaciones y que las huelgas no obedecen a reclamos legítimos de las comunidades.
Las estructuras políticas desafectas a la administración de turno siempre tratarán de convertir en hechos redituables, para sus propios proyectos, las protestas sociales, pero esto no quiere decir que el Gobierno tenga que hacer de miope o sordo frente al pueblo.
Tratar de ignorar la deuda social acumulada con los sectores menos favorecidos del país es una verdadera insensatez. Y la escasez de agua, las calles, carrteras y caminos deteriorados, así como el desempleo, son parte de ese pasivo que la élite gobernante se niega a redimir.
Esta conducta evasiva se evidencia en la misma agenda que, en particular, sostiene este Gobierno: concentrar la inversión pública en maga-obras que, por supuesto, son las que permiten saldar los pasivos de las coyunturales electorales y permitir la formación de capital bajo el contexto clientelista de la política vernácula.
En otras palabras, la agenda del Gobierno no es la del pueblo, ni sus prioridades concuerdan con las necesidades más sentidas de las mayorías, algo que resulta extramadamente peligroso para la estabilidad política y la paz social a futuro.
Esos movimientos aparentemente aislados, esas protestas episódicas que la Policía combate con bombas y macanas deberían ser objeto de mayor atención de parte del Gobierno, porque van llenando la caldera social, adicionando presiones que, con el tiempo, podrían generar un costo muy alto.
Y esta situación debería preocupar no sólo a quienes nos gobiernan, sino a la misma oposición y a los propios empresarios, porque un país lleno de miseria, con tanda deuda social acumulada, deja de ser escenario para buenos negocios.