República Dominicana.-Los residentes de Jimaní, municipio cabecera de la provincia Independencia y puerta fronteriza dominicana de mayor cercanía a la capital de Haití, viven en tensa calma.
En este punto, la frontera está resguardada y vigilada con cámaras que permiten observar la zona fronteriza con gran precisión. Este miércoles no hubo actividad económica aquí.
El problema, dicen los habitantes, es el pobre movimiento económico a partir del cierre total de la frontera establecido por el Gobierno dominicano el 14 de septiembre.
Señala diariolibre.com que a pesar de que este miércoles 11 de octubre los hoteles alrededor del parque municipal están llenos o reservados a casi plena capacidad.
"Es el movimiento económico que no se ve en la calle.
Los furgones en la frontera están llenos y los comerciantes pueden perder la mercancía", cuenta Luz, empleada de hotel en Jimaní.
Luz narra que cuando la frontera está abierta de manera normal las entradas y salidas de clientes haitianos comerciantes son frecuentes y eso se nota en el dinero que circula en el municipio.
Actualmente los hoteles están ocupados por personal del Cesfront que trabaja en el muro fronterizo, por contratistas del Cesfront y... periodistas.
El dinero que mueve el comercio no se ve desde el cierre unilateral y total de la frontera entre Haití y República Dominicana dispuesto por el Gobierno dominicano tras la insistencia de sectores privados en Haití de continuar la construcción de un canal de riego o de trasvase en el río Masacre obviando el Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929, el Acuerdo Fronterizo de 1935 y el Protocolo de Revisión de Frontera de 1936 que tratan sobre el uso igualitario de las aguas en las zonas fronterizas.
"Ojalá y mañana haya mercado", es la expresión de Luz al atardecer del miércoles. En Jimaní los mercados se realizan los lunes y los jueves. La expectativa es que mañana haya haitianos cruzando al lado dominicano para comprar.