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A comer!...¿Por qué la comida dominicana “no sabe igual” en el extranjero?

Estados Unidos: Le preguntamos a nuestros seguidores en las redes sociales que residen en los Estados Unidos cuál es la comida que más extrañan de la República Dominicana. 

Las respuestas fueron variadas, desde chivo con chenchén, pescado frito de Boca Chica, moro de guandules con coco, chimi, frituras... Pero hubo quienes coincidieron en decir que los platos criollos los preparan en el extranjero, pero “no les saben igual”. 
¿Por qué pasa esto? 
La nutricionista Erika Pérez Lara intenta responder diciendo: “Podría teorizar (porque no hay estudios científicos en nuestra población) que el gusto puede alterarse tanto por la conciencia de saber que el entorno es distinto, como porque los ingredientes pueden variar en sabor y aromas en la nueva localidad”. 

Un estudio dado a conocer el año pasado destaca que se ha demostrado que la narrativa de un alimento puede influir en el sabor del plato, y una investigación en Indonesia demostró que el conocimiento del origen de la comida hace que sepa mejor. 

Los investigadores dejaron que 165 jóvenes juzgaran el sabor de cuatro versiones modernas y cinco tradicionales de tempe, una comida indonesia. 

A los participantes les gustaban las versiones modernas, pero cuando les proporcionaron información sobre los antecedentes de las diferentes versiones del plato, cambió tanto el sabor como lo bien que les gustaban las versiones tradicionales. 

"Cuando se les dijo a los jóvenes que el tempe frente a ellos estaba hecho de ingredientes locales con métodos de producción tradicionales, la información hizo que los productos sepan significativamente mejor", dijo uno de los investigadores del Departamento de Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Copenhague. 

La nostalgia del inmigrante Entre los seguidores que respondieron la encuesta de Diario Libre USA, hubo quienes también indicaron que extrañan cierta comida, pero preparada por alguien en específico en la República Dominicana.

 "“El sancocho, los guandules, las habichuelitas y el pollo guisado de mi hermana”. " Carolina. "“Mi plato de ‘obrero’ como me lo preparaba mi mamá”. "Amazinwonder“ Al preguntarle sobre esto a la nutricionista Pérez, explica que el impacto es esencialmente sicológico. 

“En la alimentación influyen muchos factores como higiene, presentación, origen de los ingredientes, olores, entorno, experiencias pasadas y muchos otros”, agrega. 

¿Y qué relación tiene la comida con la nostalgia del migrante? “Recordemos que los alimentos están muy relacionados a actividades recreativas y muestras de afecto”, dice Pérez. 

“Hay nostalgia por lo que comí en mi niñez, en mis cumpleaños, el plato de mi madre o abuela, en la Navidad, por el plato típico de mi país, por alimentos que antes venían y ya no, o productos que han perdido calidad y antes eran de gran apreciación. 

Hay una relación muy directa entre alimentación y placer y por tanto cualquier cosa que la altera puede causar nostalgia”, precisa. 
Entonces, ¿qué se puede recomendar a un migrante para que los platos que prepare en el extranjero tengan un sabor o parecido más cercano con el que se comería en su tierra natal? “Tener unas expectativas realistas puede ayudar bastante a que el migrante se sienta conforme con el resultado”, observa Pérez. 

“Una vez aislado el aspecto sicológico, para lograr que el plato se elabore lo más parecido a su tierra natal, debe buscar los ingredientes adecuados y, si falta alguno, puede hacer adaptaciones que lo acerquen, entendiendo que es una nueva versión de ese tan anhelado platillo”, agrega. 

La nutricionista da una viable recomendación que migrantes dominicanos han practicado: “En muchos casos, las personas trasladan algunos ingredientes no perecederos a su nueva localidad (ejemplo orégano seco), que agregan un toque especial, pues representan un recuerdo agradable de su origen”. 

 "“No es tanto la comida, es el sazón, la wasacaca, el sabor es muy diferente a la comida de nuestro país. "Cada vez que voy a RD traigo como 6 potes de orégano molido”  dijo Lenin.