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Trump pide en la ONU que China pague por el virus el día que EE.UU. supera los 200.000 muertos

El presidente Donald Trump, que este martes se promocionó mundialmente en la ONU como un pacifista a la espera del premio Nobel, no entiende de diferencias cuando está en campaña electoral, que, por lo visto, es siempre. 

En su nueva intervención en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas dio la impresión de estar en algún lugar de Ohio o Pensilvania, y no en el escenario más internacional. 

Insistió en su ataque frontal a China por “infectar” al mundo con el coronavirus -“Naciones Unidas debe pasar cuentas a China por sus acciones”-, en elogiar la gestión que él ha hecho de la enfermedad (sin citar los 200.000 muertos en Estados Unidos, el que más) y reiterar su demolición del multilateralismo, precisamente en la sede del multilateralismo, a los 75 años de su fundación. “Durante décadas, las mismas voces cansadas propusieron las mismas soluciones fallidas, persiguiendo ambiciones globales a expensas de su propia gente. 

Pero solo cuando cuidas de tus ciudadanos encontrarás una verdadera base para la cooperación”, afirmó en su discurso por vídeo, como el resto de representantes, dado estos tiempos de pandemia.
António Guterres abrió presencialmente la reunión en la sede de Nueva York haciendo, una vez más, una llamada a reforzar ese multilateralismo como el mejor argumento para combatir la fragilidad puesta de relieve por la Covid-19. 

Pero Trump concluyó su intervención apelando a su “America First”, e invitando a que todos los otros países hagan lo propio respecto a cada uno de ellos. La intervención de Trump, que el lunes no se dejó ver en la conmemoración del 75 aniversario de la institución, fundada en San Francisco y con sede en Manhattan, estuvo precedida por la introducción de su embajadora Kelly Craft. “El presidente lleva en su voz el principio básico de esta organización: la paz”. 

Así arrancó la diplomática al describir que Trump ha propiciado una normalización económica entre Serbia y Kosovo, el acuerdo firmado en la Casa Blanca por Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein o el proceso de paz en Afganistán. “El mundo es más pacífico”, remarcó al dar paso a Trump, “el comandante en jefe y presidente de Estados Unidos”, una modificación chocante en el orden de los cargos. “América está cumpliendo su destino como pacificador”, remarcó Trump. “Pero es paz a través de la fuerza. 

Somos más fuertes que nunca, nuestras armas tienen un nivel de avance como nunca antes, francamente, nunca imaginado antes, y sólo rezo a dios para que nunca las tengamos que usar”, añadió, con un lenguaje más de guerrero que de conciliador y aspirante al Nobel de la paz. 

Sus logros en Oriente Medio o en los Balcanes pasaron previamente inadvertidos, ni una cita, en las palabras de Guterres. Sorprende, además, como el presidente estadounidense remarca su labor exterior mientras en el interior de su país, cada día más dividido y confrontado, hace meses que vive agitación en las calles por las protestas contra el racismo sistémico y la brutalidad policial hacia los negros. 

“Sabemos que la prosperidad de América es el fundamento de la libertad y la seguridad en todo el mundo”, prosiguió. Sin embargo, Trump no tuvo nada de conciliador al arremeter contra China a cuenta de la pandemia y del medio ambiente. Se refirió a la lucha contra el enemigo invisible – “el virus chino”-, la respuesta de su gobierno con el impulso a la fabricación de respiradores y “tratamientos pioneros”. 

Gracias a todo esto se “ha reducido la mortalidad en un 85% desde abril”, porcentaje que lanzó sin prueba alguna y olvidando que este mismo martes EE.UU. superó el listón récord de los 200.000 fallecidos. Ensalzó, asimismo, que su nación cuenta con tres vacunas en las fases finales de investigaciones. “Distribuiremos la vacuna, derrotaremos al virus, acabaremos con la pandemia y entraremos en una nueva era sin precedentes de prosperidad, cooperación y paz”, prometió. 

Pero, en una apuesta contraria a la cooperación, matizó que en la persecución de ese “brillante futuro”, se ha de pedir responsabilidades a China por desatar la pandemia. “En los primeros días del virus, China cerró domésticamente los viajes mientras que permitió salir de China e infectar al mundo. China condenó mi prohibición de viajar a su territorio, incluso cuando ellos cancelaban vuelos domésticos y confinaban a sus ciudadanos en sus casas”, sostuvo.

 “El gobierno chino, y la Organización Mundial de la Salud, que virtualmente está controlada por China, falsamente declararon que no había evidencias de la transmisión de humano a humano”, dijo, obviando que esa organización, dependiente de la ONU, hizo avisos antes de que él tomara media alguna, o que en aquellas fechas elogió a Xi Jinping, el presidente chino, por sus esfuerzos de contención del virus. 

El reproche no se quedó ahí. “Además, cada año China arroja millones y millones de toneladas de plástico y basura a los océanos, pesca en exceso en las aguas de otros, destruye vastas franjas de arrecifes de coral y emite más mercurio tóxico a la atmosfera que ningún otro país en le mundo. Las emisiones de carbón son casi el doble que las de Estados Unidos, y siguen creciendo rápido”, denunció. 

Sin dato alguno, recalcó que, pese a retirarse el acuerdo climático de París, Estados Unidos emitió menos gases tóxicos que “ningún otro país dentro ese acuerdo”. Y lamentó: “Aquellos que atacan el registro excepcional en medio ambiental de Estados Unidos, pero ignoran la rampante polución de China, no están interesados en el medio ambiente. 

Sólo quieren castigar a Estados Unidos y no lo permitiremos”. Según su receta, “si Naciones Unidas ha de ser una organización más efectiva, ha de poner su foco en los problemas del mundo”. El embajador de China aprovechó la presentación de Jinping para calificar de infundadas la acusaciones formuladas por Trump. “Queremos más cooperación y no confrontación, ni divulgar un virus político”, remarcó. 

“Cualquier intento de politizar o estigmatizar debe ser rechazado”, indicó luego el presidente chino en su discurso grabado. “No tenemos intención ni de luchar una guerra fría ni una caliente con ningún otro país”, dijo en un momento de creciente tensión. 

“Seguiremos estrechando diferencias y resolviendo disputas mediante el diálogo y la negociación. No buscaremos desarrollos solo para nosotros ni nos implicaremos en nada que sume cero”, matizó. Jinping reiteró su compromiso con el multilateralismo para resolver crisis como la pandemia.

Fuentes: lavanguardia.com