Aquejado por el cáncer y la enfermedad de párkinson, llevaba más de una década retirado de los púlpitos, de aquellos sermones multitudinarios que él llamaba “cruzadas” y le habían revelado como un hombre anguloso, con una lista considerable de admiradores y críticos.
Un portavoz de la Asociación Evangélica Billy Graham, Jeremy Blume, confirmó que la muerte le había llegado a las ocho de la mañana (hora local) en su residencial de Montreat. Graham nació en 1918 en el seno de una familia de granjeros y comenzó su carrera como predicador en los suburbios de Chicago.
La fama empezó a lograr alcance nacional a partir de los años 50, con una primera gran cruzada en Los Ángeles (1949) y otra que celebró en Nueva York en 1957 y le consagraría como estrella religiosa.
En total, más de 200 millones de personas asistieron a los más de 400 sermones que realizó a lo largo de su vida, que también dedicó a promover la labor misionera por todo el mundo. (Leer más aquí)