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Odebrecht, Vicini y un Estado víctima

 
Por Carlos Peña/18/06/2017.
Después de ser confirmado el fraude contra el Estado dominicano en EgeHaina, donde éste posee por lo menos el 62% de las acciones y el restante 38 está en manos de la empresa Haina Investment Company, mayoritariamente propiedad de la familia Vicini, el pueblo dominicano se encuentra frente a otro caso en que lo público y lo privado coinciden para dañar el erario en detrimento de este pobre país, muy similar al caso de la empresa brasileña Odebrecht procesada en la justicia en los actuales momentos. 

Tal y como habíamos revelado en el destacado programa radial el Gobierno de la Mañana, un tribunal de arbitraje internacional ubicado en Francia, le había dado la victoria al Estado dominicano frente a la familia Vicini y esta última tendrá que pagarle al pueblo dominicano por lo menos 30 millones de dólares producto de un fraude en EgeHaina que sustraía dinero de los dominicanos en favor de la parte privada en esa generadora. 


Dicho esto tenemos que admitir que entre lo que hizo la empresa brasileña Odebrecht y lo que hizo la parte privada en EgeHaina, o sea, Haina Investment Company propiedad mayoritariamente de la familia Vicini, no hay absolutamente ninguna diferencia, con el agravante de que en la sociedad existente entre el Estado dominicano y la empresa de la familia Vicini en EgeHaina, media un contrato que aunque contemple una participación cuasi sempiterna, este fraude condenado por los tribunales internacionales debe mover la conciencia nacional e internacional para que de la misma forma que sea presionado justamente para que se haga justicia en el caso Odebrecht.

También nos movilicemos dentro y fuera de nuestro territorio para que esa relación comercial en EgeHaina, sea terminado, pues caminar de la mano con un socio que según el tribunal internacional nos ha estado engañando durante varios lustros, es algo muy poco inteligente. 

El Estado debe reasumir la totalidad de las acciones en EgeHaina a raíz de esta gravísima situación que se ha presentado frente a su socio privado quien a partir de esta sentencia del tribunal internacional de arbitraje no es merecedor de ninguna confianza.