Si pregunta en el parque Central de Ocoa, quién es Hipólito Arias pocos responderán, pero si menciona El Paisano, todos saben quién es.
Es aquel hombre diminuto de pasos lentos entre el ruido y la prisa de los motociclistas que le pasan por el lado haciendo piruetas.
Camina al lado de su burro llevando los frutos de la tierra de puerta en puerta.
Su andar es conocido por siete generaciones de ocoeños que lo han visto subir y bajar sus calles, muchas veces seguido por un coro de niños que le gritan “Paisano, Paisano, Paisano”, que lo hace sentir vivo e importante.
Aunque tiene más de un siglo de existencia conserva intactos todos sus sentidos.
Es buen conversador, con un excelente sentido del humor, que no tiene prisa y se detiene a charlar con cualquier viejo conocido.
Dice que cuando Trujillo llegó al poder ya tenía 20 años.
Recuerda que en esa época el que tenía 50 pesos era rico.
Atribuye su longevidad “a que de antes se comía”, a que no toma alcohol y le sigue gustando comer.
También a que no le hace daño a nadie y considera que el que hace maldad es quien muere de una hora a otra.
“Si yo me muero, es andando que tiene que hallarme la muerte a mí, porque sentado no”, proclamó al ser abordado por reporteros de vigilanteinformativo.com.
Dice que tiene cuatro hijos, una hembra y tres varones.
Asegura que no aprendió de letra porque les hacía maldad a los maestros a quienes echaba lagartos en los bolsillos.
Aunque lo echaron de la escuela y tiene más de un siglo, todavía recuerda algunos de los nombres de sus maestros.
Habla de las mujeres, del sexo, de la juventud y del valor de dinero ahora y antes.
Vuelve a tocar el tema de la muerte y asegura que esta no le dice a nadie cuando viene, como me puedo morir mañana, me puedo morir hoy. “La muerte no mata a uno un día antes, sino el mismo día”. Y sigue su camino con una sonrisa…18/04/2017.
