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¿Para qué sirve la historia?

La próxima semana el país conmemorará el 153 aniversario de la Guerra de Restauración. Es una fecha importante debido a que confirma la estrofa de nuestro Himno Nacional que reza: “Que si fuere mi veces esclavas, otras tantas ser libre sabrá”. 

Efectivamente, la otrora Quisqueya, en ese tiempo todavía incipiente República Dominicana, reiteró su determinación a no dejarse dominar de ninguna potencia extranjera, voluntad defendida y expresada en esta gesta restauradora. 

Como es sabido, la proeza se efectuó para liberar al país de la anexión de España, hecho último perpetuado por el general Pedro Santana, cuyos restos todavía, lastimosamente, permanecen en el Panteón Nacional. Este hecho, también conocido como la Tercera Independencia, inició el 16 de agosto del año 1863 y abarcó hasta julio del 1865. 

Lamentablemente, en la actualidad la conmemoración de esta fecha y su trascendencia no es conocida por toda la población. Así se ve en noticiarios que para fechas históricas consultan de manera aleatoria a ciudadanos comunes y los aciertos son pocos. 

En el caso de las autoridades solo implica un ritual ceremonioso y protocolar, pero las acciones diarias de gobernanza no suelen honrar el significado de esta fecha. 

Pero, ¿Para qué sirve el pasado? ¿Para qué sirve la historia? Recordar hechos como la Gesta Independentista, las Batallas de Marzo, la Guerra de la Restauración, La hazaña del 30 de Mayo, La Revolución de Abril, entre otras, se suponen han de, primero, reafirmar el sentido de pertenencia a esta tierra y a su legado, y, segundo, el compromiso con la construcción de libertades y condiciones de vida mejor para sus habitantes. 

Hoy día las batallas son de otro tipo pero siguen estando presentes. Son de tipo ético y moral. Versan sobre elegir entre el enriquecimiento rápido ilícito, que conlleva violentar las leyes de la República. O luchar contra el individualismo y egoísmo, lo que implica trascender la preocupación solo por los problemas personales o familiares y asumir las deficiencias de la nación como propias. 

Justamente, en el pasado, encontramos personajes, masculinos y femeninos, y hechos que pueden inspirar este tipo de amor por la tierra, por los compueblanos. Son memorias venerandas de otros tiempos, que deben motivarnos a la construcción de tiempos mejores, para todos y todas. 

Como Nación, debemos aprender y rescatar lo mejor del pasado, pero concentrarnos en construir un presente de equidad democrática, económica, social, política y cultural. Sólo así garantizaremos que las futuras generaciones puedan mirar a nuestros tiempos, encontrar inspiración y sentir orgullo por la gloria del pasado. Millizen Uribe. 10/08/2016.