
Los ex sindicalistas actúan ya desde su identidad real: son empresarios potentes y políticos a tiempo completo con métodos propios.
Juan Hubieres, Antonio Marte, Blas Peralta, Cambita... debemos asumir que su paso por el tramo sindical los ha hecho ricos y que ahora administran su cuota de poder y dinero desde otra grada. Y esta liga de “movilizadores de masas/sindicalistas/empresarios/políticos” es un coctel molotov para la sociedad.
Como empresarios juegan con ventaja. Se les permiten monopolios, acosar a la competencia, amenazar con huelgas violentas, extorsionar al gobierno con favores que van desde combustibles subsidiados hasta flotas de vehículos.
Deben ser los únicos empresarios del transporte del mundo cuyos vehículos circulan en pésimas condiciones ante los agentes, incumplen las normas de tránsito, ponen en riesgo la seguridad de sus pasajeros y contribuyen con encomiable eficacia a empeorar el tránsito.
Sus monopolios encarecen la vida de todos afectando la competitividad de las empresas a las que simplemente coaccionan. Ya en su curul, elaboran leyes que se aplicarán a otros.
Los políticos los han utilizado en contra del interés común para beneficio propio.
Estamos en campaña: no es la primera vez que se pasa de los batazos a los balazos.
¿De verdad los queremos como candidatos?. Estamos en campaña: no es la primera vez que se pasa de los batazos a los balazos. ¿Deben ser candidatos los empresarios del transporte?. IAizpun@diariolibre.com.