Con el auge de las redes sociales y con la apertura de los medios digitales hay, sin duda, un desborde de la opinión.
Ella no siempre es buena, pero tampoco mala. Hay de todo en esos espacios, los que igual repercuten en los medios convencionales, aunque cada uno lo trate con la delicadeza y el cuido profesional.
Así, prensa escrita, televisión y radio usan como fuentes las redes sociales para comentar rumores, afirmaciones e imágines de la realidad cotidiana.
Eso, sin duda, ejerce una presión especialmente a los gobiernos, que parecen estar conminados a ser lo más transparente posible en su accionar.
Es obvio que la gente quiere ver señales claras en el comportamiento público, y así como celebra las buenas acciones, condena las malas, sanciona y hace humor con aquellas cosas que se consideran fuera de lugar.
Las redes sociales son una buena referencia para el aprecio público de los gobiernos, de los personajes de la vida pública en cualquier nivel.
Esa realidad tiene, además, un alcance global y eso hace que sus efectos resulten más efectivos en cualquier orden y orientación, sea bueno o malo lo que se diga. 12/10/2015.
