Siempre que exista voluntad se puede cambiar para ser mejor. Nadie posee vida estática, los seres humanos tenemos capacidades natas, que desarrollarlas, nos hacen cada vez mejores.
Juan Jacobo Rousseau, en su libro "El Emilio" habla de que, el niño nace bueno y la sociedad lo corrompe. ´´ Esta sentencia lo ubica en el contacto que este tiene al nacer en un mundo al que llega y aprende, tantas cosas, buenas y malas, las que, al ser incorporadas y asimiladas le van moldeando comportamientos que le definen su modo de vida.
La Escuela en coordinación con el hogar son determinantes para trabajar comportamientos que vayan definiendo al futuro profesional; al futuro padre y, al futuro hombre digno de una sociedad con valores.
La familia, centro del desarrollo; la Escuela, eje de la formación de valores para la Educación de las normas de la sociedad, son las instituciones que coadyuvan en un solo esfuerzo para inculcar los valores que necesita la sociedad para la creación de mejores ciudadanos.
Como anda la familia, anda la sociedad, si la familia anda mal, la sociedad por igual.
Esto nos obliga a inculcar a los hijos valores positivos dada la responsabilidad que tienen de continuar en sus vidas la cadena de enseñanza aprendida desde el hogar.
La escuela tiene la misión de ordenar sistemáticamente todos los saberes que los niños (as) traen del hogar y del ambiente en el cual se desarrollan y convertirlos en aprendizajes significativos.
La sociedad receptora del trabajo de la familia, la escuela y de su propio ambiente, recibirá el resultado, positivo o negativo de estas instituciones.
La calidad con que se desempeñe cada rol en cada institución se convertirá en un referente adecuado para el futuro de la sociedad.
Se impone promover voluntades, y unir esfuerzos por una sociedad mejor con el fomento de buenos valores.
Autor: Roberto Roberto Fernández
Profesor UASD-San Juan. 21/09/2015.
