bohechiodigital@gmail.com/14/10/2014---Puerto Rico se zafó nuevamente del impacto directo de un huracán, pese a que las previsiones apuntaban a que Gonzalo, el más reciente ciclón, pasaría anoche sobre la isla, lo que llevó a los puertorriqueños a tomar todas las precauciones.
Desde el fin de semana, se había instado a la población a que tomara todas las precauciones ante Gonzalo, cuando aún era tormenta tropical, porque se esperaba que pasara sobre Puerto Rico en forma de huracán y dejara fuertes lluvias y vientos.
Sin embargo, en la tarde del lunes cambió de rumbo, cuando aún estaba sobre parte de las Antillas Menores, para encaminarse más hacia el norte, lo que permitió a Puerto Rico zafarse de sus efectos más duros. Únicamente dejó algunas precipitaciones en el área este y la zona metropolitana de San Juan.
Debido al esquivo del ciclón, movimiento que también han hecho las pasadas tormentas que se aproximaban a Puerto Rico, como pasó con Bertha a principios de agosto, el Centro Nacional de Huracanes (CNH) en Miami (EE.UU.) anuló esta madrugada la alerta de vigilancia por huracán que mantenía para todo el territorio puertorriqueño, incluidas sus islas de Vieques y Culebra.
Aun así, miles de puertorriqueños ya se habían puesto en alerta y tomado precauciones, sobre todo ante la posibilidad de que se registraran apagones de luz y suspensión del suministro de agua.
Así, durante el fin de semana y el lunes, que fue festivo por haberse trasladado el la festividad del 12 de octubre, los puertorriqueños compraron agua embotellada y artículos de primera necesidad, en previsión de lo que pudiera pasar.
Hoy, sin embargo, la gran mayoría hizo sus tareas de un día laboral normal, acudiendo a sus puestos de trabajo, los más jóvenes a sus respectivas escuelas y hasta algunos salieron bien temprano a ejercitarse por las playas de San Juan.
Miguel Laureano, de 40 años, fue uno de los miles de trabajadores que madrugaron hoy para montar su quiosco "King Potatos", dedicado a la venta de papas y batatas asadas, "hot dogs" y sándwiches en la parada 23 del sector sanjuanero de Santurce.
Este empresario contó en entrevista con Efe que se preparó para la llegada de Gonzalo, pero "gracias a Dios nos libramos de otro capítulo amargo para la isla".
Laureano indicó que los puertorriqueños "viven en una histeria colectiva" desde que en septiembre de 1989 el huracán "Hugo", de categoría 5 y con vientos de 260 kilómetros por hora, destrozó la parte este y sureste de Puerto Rico, dejó dos muertos en la isla y unos mil millones de dólares en pérdidas.
Por su parte, la guardia de seguridad Noralis Rodríguez reconoció a Efe la labor del Gobierno al alertar a la ciudadanía.
"Yo entiendo que lo están trabajando bien porque si no lo hacen, como quiera la gente se queja y critica. El Gobierno propone un protocolo que hay que seguir y hay que estar preparado", reconoció la joven madre.
El trabajador de mantenimiento José Negrón explicó también a Efe que lamentaría que sus compatriotas bajaran la guardia ante los próximos sistemas atmosféricos, ya que nunca se sabe con certeza el daño que pueden llegar a hacer.
"Es otra historia más de que 'ahí viene el lobo' y cuando venga, vamos a estar desprevenidos", advirtió sobre la alarma levantada por Gonzalo, que, aunque finalmente pasó más alejado de lo previsto, sí dejó intensas lluvias y vientos en las islas de Culebra y Vieques, que el lunes fueron evacuadas de unos tres mil turistas.
Allí, brigadas de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) atendían hoy averías e interrupciones de suministro.
Según dijo en un comunicado de prensa el director ejecutivo de la AEE, Juan Alicea, el personal desplazado se quedará en esas islas hasta que atiendan todas las emergencias.
Se calcula que Puerto Rico es azotado por un huracán cada siete años en promedio y tan sólo se tiene registro de que haya alcanzado sus costas uno de categoría 5, la máxima. Fue en 1928.
Entre los más recientes, destaca Hugo, que el 18 de septiembre de 1989 afectó, sobre todo a Vieques y Culebra y la mitad este de Puerto Rico. Murieron dos personas, hubo unos 100.000 refugiados y unos mil millones de dólares en pérdidas.
Georges azotó la isla el 21 de septiembre de 1998, cruzándola de este a oeste y dejó al 96 % de la población sin luz y al 75 % sin agua. Destruyó la mitad de los postes eléctricos de la isla, el 75 % de la cosecha de café, el 95 % de la de guineos y plátanos y más de 28.000 viviendas.
