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Un país de maravillas

Por:  ANULFO MATEO PÉREZ
 bohechiodigital@gmail.com---16 de octubre 2013---Este es un país del Tercer Mundo muy particular, sus elecciones presidenciales, congresuales, municipales y distritales se engalanan siempre con candidatos millonarios o que aspiran a serlo. 

Cierto. Vivimos en una maravilla de país. Nos solazamos en absoluta paz y confraternidad, con pseudo-izquierdistas amancebados con capitalistas, que han decretado el cese de la lucha de clases. 

 Quién soñó jamás con un paraíso como en el que vivimos, con candidatos potentados que sonríen, abrazan y besan a los pobres, y ocultan en sus bolsillos torundas de algodón empapadas de alcohol. Así, entre besos y abrazos, aseguran que siga su progreso… y, naturalmente, la vida miserable de los de abajo. Mientras otros anhelan que el látigo “cambie” de mano… para las mismas nalgas. 

 Como los mosqueteros de Alejandro Dumas, son “todos para uno y uno para todos”. Dan luz verde a la Barrick Gold, al clientelismo politiquero, desvencijan las arcas del Estado y estupran la Constitución. Su democracia es perfecta: auspicia candidatos de derecha, centro-oportunistas, izquierdistas arrepentidos, tránsfugas, narcotraficantes, intelectuales reformadores, iletrados y algunas golondrinas. 

 Pregonan su cristianismo militante, pero desoyen a su guía y salvador, que advirtió: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los Cielos”. Tienen agallas: Planean sobornar a San Pedro. 

En fin, vivimos una realidad alucinante, con violencia de género, inseguridad ciudadana, corrupción de Estado, narcotráfico, consumo de drogas y sicariato, apadrinada por líderes del progreso y el cambio. Don Pedro tuvo razón: Este pobre país, situado en el mismo trayecto del sol, es “…Sencillamente triste, triste y torvo, triste y acre”.