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Bautista, el estresado

Félix Bautista publicó en El Caribe un artículo titulado "El estrés en la política". Es uno de esos textos intrigantes que hay que leer tres veces para concluir que bastaba con una. Sorprendentemente, no tiene una segunda intención, a pesar de que el autor es uno de los funcionarios con más poder en este gobierno y está en campaña electoral.

Dice Bautista, en beatífica reflexión, que "los políticos (…) evitan divertirse y hacen esperar a sus seres queridos". Lo primero, como todos sabemos, es falso. Los políticos se divierten muchísimo, muy a menudo con quien no deben (ya no nos lo puede contar Bianca La Gorda), y con irritante constancia… a cuenta del dinero público.

Quizá les estrese hacer esperar a sus seres queridos, incluso a sus seres queridas. O a los votantes, contribuyentes, empresarios, empleados, cardenales, embajadores, periodistas, inversionistas... Los políticos, como el resto de los mortales, hacen esperar a quien no respetan y llegan puntualísimos cuando la cita les interesa personalmente. Hay excepciones: Hipólito llega siempre a tiempo y Leonel sigue viviendo en otro huso horario.

Más importante que la teoría sobre el estrés que Bautista desarrolla, es la práctica. El caso Sun Land, por ejemplo, debió estresarle muchísimo. Es lógico, pero nada comparable con el estrés que nos metió a los demás y el daño que hizo a la institucionalidad del Estado. La vida, recuerda él, "no es una emergencia, es una prueba. Sólo una prueba".

Y tiene toda la razón; la estamos pasando. IAizpun@diariolibre.com