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Mirar el campo sanjuanero

El Valle de San Juan tiene las condiciones para convertirse en una gran potencia agrícola, para abastecer de alimentos no sólo el país, sino también al Caribe. Sus envidiables suelos, clima favorable y oferta pluvial moderada se conjugan para hacer de esta llanura sureña un área muy ventajosa para la explotación del campo.

Pero la actividad agrícola en el Valle está en crisis. Las políticas neoliberales que iniciaron su aplicación a partir del 1982, comenzaron a destruir el aparato productivo nacional, y con ello comenzó a decaer la atención a la producción de nuestros campos para dar paso a las importaciones de rubros alimenticios.

Hoy, al fin, nos hemos dado cuenta de que ese modelo que proyectaron e impusieron Ronald Reagan y Margaret Thatcher a nivel global significó perder de vista que nuestra verdadera opción desarrollista es el campo.

El libre mercado y la competitividad enarbolados por el neoliberalismo fueron una ficción, una gran mentira. Las grandes economías prosiguieron subsidiando a sus productores, mientras que en los países en vías de desarrollo –subdesarrollados o más bien atrasados– se sepultaron los incentivos al labrador de la tierra.

Es más fácil importar alimentos que estimular su producción nacional. Esas importaciones han hecho y hacen a muchas gentes ricos (incluidos funcionarios), mientras han llevado a la miseria a los hombres y mujeres del campo.

Consecuencia directa de esas políticas neoliberales erradas, es la masiva emigración rural-urbana que en los últimos tres decenios se ha producido en la República Dominicana. Esa salida abrupta de campesinos para las ciudades, (o “pal pueblo” como dicen ellos), ha generado un anárquico proceso de urbanización, con barrios miseriosos, donde los servicios públicos no pueden ofrecerse satisfactoriamente. La gente se ha ido amontonando en las ciudades, viviendo en un penoso hacinamiento, subsistiendo con escasísimos ingresos, del motoconcho o en el peor de los casos, empujados a delinquir.

Ha llegado la hora de volver la mirada al campo sanjuanero y dominicano en general, con políticas sectoriales efectivas, teniendo como meta lograr la auto suficiencia alimentaría y frenar la migración rural-urbana.