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Danilo no se lo ganó

Por: Víctor Bautista
Danilo Medina Sánchez vino contemporizador, sin rupturas, planteando lugares comunes de la política, con un discurso aséptico, que no encantó. Para la prensa del día siguiente, no concitó un titular importante. No se lo ganó, pues nada trascendente dijo.

Creo, como lo dijo una vez Leonel Fernández, que Danilo Medina es un hombre muy inteligente, un animal político superior, matemático, enfocado y de pensamiento rápido. Y entiendo que antes de abandonar la clandestinidad en la que se había sumido, planificó su salida.

Instintivo y calculador, no eran de esperarse torpezas de su parte, habida cuenta de que para el estado nacional de opinión Medina se había convertido en una fuente apetecible de noticia, en eso que los periodistas llamamos un palo informativo que lo dio la Z-101.

Pero, más que el simple impacto noticioso, entiendo que el retorno de Medina –desde el inicio de su mudez política en 2007- debió marcar un nuevo derrotero, llenando, en primer lugar, las expectativas que muchos ciudadanos tenían respecto a su regreso.

En medio de la orfandad política actual, de una decepción creciente frente a quienes ejercen el poder y ante la minusválida oposición de un PRD que hace el ejercicio mitológico de tragarse a sí mismo, yo esperaba a otro Danilo.

¿Cuál Danilo? Uno que fuera real alternativa, claramente demarcado de lo que ha sido el Gobierno de su partido, crítico, sin rencores, pero sin olvidar la historicidad y la semántica de la expresión lapidaria: “Me venció el poder del Estado.”

Danilo vino contemporizador, sin rupturas, planteando lugares comunes de la política, con un discurso aséptico, que no encantó. Para la prensa del día siguiente, no concitó un titular importante. No se lo ganó, pues nada trascendente dijo.

Haber salido al público en la víspera de una cumbre convocada por Fernández, que fue su vencedor y que proyecta seguir venciéndolo, es, para mí, una locura. La prensa destacó el escenario armado por Leonel. Danilo fue una noticia más. Y en la cumbre nadie le hizo caso.
Pasó sin pena ni gloria. ¿Error de cálculo?